Aumenta tu concentración y productividad

Nuestra atención se fija con mayor facilidad en videos que conectan con la emoción que en nuestros deberes.

¡Adiós a las moscas!

El mundo occidental es más visual que el oriental, aunque por la globalización, las estadísticas se han acercado. Hoy, las maneras más eficaces de conectar con alguien y comunicarnos se han vuelto audiovisuales y como son más fáciles de digerir; estos mecanismos compiten por nuestra atención con la palabra hablada de la persona que tenemos en frente.

Y estas formas de comunicación, pueden llegar a ser más entretenidas y buscan conectar a través de la emoción con nosotros, de manera que a nuestro cerebro, que le encanta la comodidad y la gratificación de corto plazo, le interesa más volcarse sobre un minuto de entretenimiento en red social que cinco minutos de reunión, documento o entrenamiento de trabajo. No siendo conscientes de lo que sucede, podemos fallar en nuestra priorización.

No hay un regalo más apreciado por alguien que el de ser escuchados y entendidos porque nos sentimos importantes. Escuchando a otros, obtenemos de ellos la información que nos permite aprender y construir relación, proyecto, objetivos y resultados. Y cuando hacemos ese documento de trabajo o nos entrenamos, los importantes somos nosotros: porque el documento nos va a abrir espacio con el gerente de turno como profesionales competentes que se prepararon bien o aprenderemos un nuevo concepto para aplicar en nuestra labor con conocimiento y profesionalismo.

Y entonces, ¿qué hacemos para enfocar nuestra atención? Parece fácil: apaguemos el celular, las redes y el correo electrónico. Es la solución tajante por el tiempo en que nos debemos concentrar en algo. Eventualmente no lleguemos a eso.

Hay una posibilidad anterior y es la de reconocer que a nuestra mente le encanta divagar, botar pensamientos y es nuestra decisión seguirlos o no: “hay que pagar el agua”, “cuando salga de aquí paso a recoger aquello”, “qué habrá pasado con lo último que vi en la red social”….. y así.

Me imagino entonces, sentada en mi reunión, o frente a mi computador con documento o capacitación, tomando consciencia de que se me aparecerán los pensamientos -intrusivos como moscas- o la tentación de darme gratitud de corto plazo con un video entretenido y tomaré la decisión consciente de dejarlos ir porque, antes de entrar en mi tarea, decidí que *me iba a concentrar en una sola cosa para hacerla bien, para que mi tiempo valiera, para aumentar mi eficacia profesional.

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