La interacción con otros -lo sabemos desde siempre- nos permite crear grupos que hacen más que un individuo solo.
Sin embargo, las demandas por indicadores de nuestro entorno y la velocidad que tácitamente la evolución tecnológica actual imprime a nuestro día a día, con frecuencia nos deja la sensación de no tener tiempo para lo humano “que nos distrae y no nos produce” y en muchos casos deja a las personas con sensaciones de vacío que aumentan el estrés y la ansiedad.
La automatización, la inteligencia artificial y cualquier desarrollo por venir, simplemente deberá acortar nuestros caminos de llegada a soluciones, abriendo espacios de tiempo para asuntos cuya productividad no se mide al día sino en el largo plazo como:
- Crear nuevas estrategias e innovar
- Adquirir nuevos conocimientos y habilidades
- Compartir con la familia, cultivar intereses personales o hacer ejercicio, “recargando baterías físicas y emocionales”
- Compartir con colegas en que podamos reconocernos como humanos y comprender acerca de sus intereses y preocupaciones brindando apoyo, orientación e impulso según lo que necesiten
En ocasiones parece que lograr las metas e indicadores se hace en detrimento de lo humano de las relaciones y alimentamos el paradigma de no tener tiempo para más. Pero la realidad es que si aprovechamos este momento tecnológico que tenemos, para lograr mayor productividad por cuenta de automatizaciones, robots e inteligencia artificial, estamos abriendo tiempo en nuestras agendas para continuar impulsando a las personas que nos rodean, conociendo sus intereses y preocupaciones, como un apoyo a su desarrollo integral.
Y aprovechar la tecnología no sólo nos permitirá ocuparnos de las personas de nuestro equipo sino también de nosotros mismos. Nuestra “auto-relación” también mejorará cuando nos demos tiempo de calidad alimentándonos a conciencia y sin afanes, encontrando cómo dormir bien y ejercitando nuestro cuerpo.
Me gusta llevar mi vida pensando en que no nos arrepentimos de lo que hacemos sino de lo que no hacemos (es una frase popular que no encuentro a quién se atribuye) y por eso quiero que mis actividades se distribuyan entre lo productivo y lo humano, a todo nivel. Una razón adicional para hacerlo es que está comprobado que nuestro sentido de pertenencia a grupos (familia, afinidad, trabajo) alimenta la producción de las llamadas hormonas de la felicidad y la pertenencia en la organización, cuando trasciende los objetivos de productividad es muy grata.