Cinco tiempos para vivir

“El tiempo es dinero”, reza una famosa frase que hemos dicho todos frente a nuestros negocios. Cuando inicio el Taller de Gestión del Tiempo, hablamos de que cada minuto es único y nuestra satisfacción vendrá del nivel de consciencia con que hayamos utilizado ese minuto.

Casi todo el tiempo, NO somos conscientes de cómo utilizamos el tiempo. El propósito de este escrito es “discretizar” las posibilidades de uso de nuestro tiempo, para que lo utilicemos a consciencia para el mejor provecho de nuestra emoción (satisfacción) y objetivos (productividad).

La “discretización” propuesta corresponde a cinco alternativas:

1.           Rumiando el pasado

2.           Aprendiendo del pasado

3.           Viviendo el presente

4.           Planeando el futuro

5.           Soñando con el futuro

Notemos que los extremos, cuando pasamos mucho tiempo en ellos, pueden llevarnos a situaciones psicológicas no deseadas, como son depresión y ansiedad. Y aclaro que no pretendo aquí resolver situaciones psicológicas que deben ser tratadas por un especialista. Pero sí quiero llevarnos a una reflexión clara de la procedencia de estos dos males tan comunes en nuestro siglo.

1. Rumiando el pasado: La experiencia de no obtener lo previsto (los resultados, los recursos, cerrar el negocio, etc.) es cuando menos frustrante y una tendencia fuerte cuando no somos conscientes de nuestras emociones y del uso efectivo del tiempo, es la de rumiar por horas, días y semanas la situación buscando culpables, justificándonos o con un poco de “hubieras” que no nos sirven para solucionar nada.

 ¿Hay que procesar la rabia, frustración y la angustia que nos da el fracaso? Por supuesto que sí. Nada más peligroso que no hacerlo (de esto hablaremos en otros escritos).

Pero hay que buscar que ese procesamiento de emociones nos permita pasar la página y consuma un tiempo razonable, de acuerdo con nuestro sentir: único para cada uno de nosotros.

    2. Aprendiendo del pasado: Es una de las mejores prácticas, reunir a nuestro equipo y tomarnos el tiempo de revisar lo sucedido sin acusar a las personas, pero entendiendo cómo se tomaron decisiones y construyendo los criterios que nos permitirán tomar decisiones diferentes en el futuro cuando se presenten situaciones similares.

    Da paz reconciliarnos con el pasado desde una perspectiva responsable, consciente y dispuesta a enfrentar nuevos retos.

      3. Viviendo el presente: No puedo decir que antes de que las telecomunicaciones fueran un recurso masivo, la humanidad vivía en el presente. Así, debemos ser conscientes de que vivir el presente ya era difícil antes del siglo 21. ¡Cuánto no lo es ahora que vivimos inundados de información por distintos medios! Pero también hay solución y requiere de mucha consciencia y disciplina.

      Abordando nuestra reunión presente con las personas, nuestro autoestudio, tarea creativa, administrativa o cualquier tarea que tengamos en nuestras manos con total disposición y concentración, es como obtenemos los mejores resultados. ¿Cómo? Hay mucha documentación sobre las técnicas para enfocarnos, técnicas que resultarán útiles únicamente cuando al ser conscientes de que no poner los cinco sentidos en la tarea a la mano nos hará perder tiempo valiosísimo. Tomemos decisiones como aislarnos físicamente, enfocar nuestra mente en una sola cosa y cerrarnos por un tiempo a los medios electrónicos, por ejemplo.

      A veces nos parece utópico creer que podemos terminar el día y celebrar que logramos la eficacia que nuestro plan del día nos prometía. Pero sí: visualizar esa emoción por el logro de la eficacia al final del día, ¡puede ser el gran motivador de nuestras decisiones de tiempo presente!

        4. Planeando el futuro: Como explicaré en el punto 5, nuestra mente puede irse hacia el futuro por distintos motivos, generando ansiedad. Cuando esto ocurra, será saludable y necesario definir el momento oportuno para tomar el tiempo de hacer un plan estratégico, con objetivos cumplibles y designando responsables para acallar nuestros pensamientos sobre el futuro que siempre será diferente de lo que estemos imaginando en este momento.

        Aún cuando tomemos el tiempo de planear, nuestra mente puede ser perversa, trayéndonos en ocasiones, otro tipo de preocupaciones como si nuestro equipo será capaz, si los tiempos y recursos sí alcanzarán u otras que sólo podremos desechar cuando aceptemos que la ejecución del plan vendrá con los inciertos que enriquecerán virtudes del liderazgo como fortaleza emocional, resiliencia y confianza para delegar, sólo por mencionar algunos.

          5. Soñando con el futuro: Es altamente frecuente que las personas caigamos en momentos de ensoñación (¡claro que sí! ¿Por qué no?) contemplando el futuro que puede ser: terminar mi estudio, celebrar algo, hacer un viaje o la terminación del año fiscal con las metas excedidas. 

          Si no soñamos, no hacemos el camino y aunque hable de sueños aquí, en la empresa hemos llamado a los sueños “Visión”. Sin embargo, excedernos en sueños y visión, nos puede causar ansiedad, preocupación y angustia por situaciones que nunca se materializarán.

          Así que es necesario separar el tiempo para diseñar nuestra visión estratégica del futuro y programarlo en la agenda nuestra y de quienes nos acompañan a tomar las decisiones por el futuro, como recomendé en el punto 4.

          ¿Fácil? No.

          Puse de manifiesto aquí lo que podemos hacer y sólo con la determinación de lograrlo y la disciplina de convertir nuestras decisiones en hábitos, nos haremos los líderes que necesita nuestro equipo en momentos de incertidumbre del entorno y exceso de información que recibimos por diversas fuentes distrayéndonos de lo verdaderamente importante para el progreso de nuestra vida profesional y el negocio.

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